Hay diversos datos que construyen el origen y la elección de los colores celestiales que dan forma a nuestro símbolo patrio. Seguramente, los conocerán aunque sea por alguna clase de historia, por una curiosidad personal, por alguna página web. A Belgrano también lo deben conocer, por motivos similares a los mencionados. Son datos a los cuales podemos acceder cuando lo deseemos. Sin embargo, simbólicamente, la bandera que nos identifica como pueblo no tiene un significado preciso, si lo buscamos en internet, nadie puede definir ni siquiera allí que es lo que significa. Porque para eso, cada uno de nosotros tenemos que pensar en qué significa la patria; si será lo mísmo que para esos hombres que hace más de 200 años decidieron que merecíamos ser un pueblo soberano. Si la patria se representa en los colores de la bandera; en las decisiones que tomamos; en el respeto ante el himno nacional; en la responsabilidad de ser mejores personas; en revisar o no el celular mientras leemos estas palabras; en el respeto a uno mísmo y al otro que somos quienes constituímos, también, el sentido de la patria. Somos argentinos por casualidad geográfica, familiar, económica e histórica. Nuestra bandera es un modo de identificarnos, de saber que pertenecemos a un lugar, eso que da tranquilidad, a veces.
Deseamos que honrarla no sea un deber tomado a la ligera, tampoco un compromiso enorme como el que identifica a Belgrano, a Mariano Moreno, a Don José de San Martín. Deseamos que el sentido de pertenencia y de lealtad sea una decisión personal y completa, de conciencia, de ser con y en el otro, que cuando la veamos flamear en el mástil de la escuela o colgada en la ventana de una casa del barrio, sepamos que una de las cosas que simboliza es aquello que desearon y por lo que lucharon nuestros emancipadores y que debemos seguir defendiendo; nuestra conciencia de un país soberano donde todos y cada uno de nosotros nos sintamos protegidos.
Prof Maricel Dughera
