viernes, 17 de agosto de 2018

A TODA LA COMUNIDAD EDUCATIVA

A LA COMUNIDAD EDUCATIVA DE LA ESCUELA NORMAL DR. MARIANO MORENO
 
El Equipo Directivo de esta Escuela, atento a las trágicas y, al mismo tiempo, decisivas circunstancias por las que atraviesan las escuelas del distrito de Moreno y las de toda la Provincia de Buenos Aires, desea subrayar, para toda la comunidad, lo que ya ha expresado en reiteradas oportunidades, esto es, su total convencimiento de que se ha arribado a una situación límite cuya superación exige una única y precisa solución: la recuperación concreta y total  de las condiciones de seguridad y dignidad para la actividad educativa institucional de nuestro partido y  de todo el Estado provincial.
                Como nadie puede desconocer, la inaudita pérdida de vidas humanas que arrojó el sacrificio de Sandra y Rubén no ha resultado sino el desenlace tantas veces advertido por un entorno laboral insostenible, que sólo el compromiso y la abnegación de tantos docentes pudieron sobrellevar. El grueso de las escuelas públicas ha funcionado durante décadas,  con algunos matices cercanos a lo imperceptible, a pesar de su infraestructura edilicia devastada y de la virtual ausencia logística y presupuestaria del Estado. Las comunidades educativas soportaron todo el peso de la continuidad de las actividades y lo que debió ser responsabilidad estatal imprescriptible hubo de ser reemplazado por la voluntad, la paciencia, el riesgo, la solidaridad y hasta la caridad de sus actores directos. La muerte de Sandra y Rubén ha arrojado sobre estas comunidades la escabrosa certeza de que la prioridad absoluta del mandato educativo, esto  es,  la inclusión y el conocimiento,  está siendo interpelada por la necesidad de sobrevivir. 
                Sin embargo, es tiempo de desnaturalizar perentoriamente la rutina de enseñar y aprender poniendo en riesgo la integridad física y psicológica. Es tiempo de replantear consistentemente las condiciones básicas e irrenunciables para el ejercicio profesional docente y el derecho a estudiar. Se trata, a todas luces, de un punto de inflexión, una encrucijada cuya superación no deberá ser otra que la del alcance de un ámbito plausible y perdurable de trabajo y estudio. Un giro copernicano en el mantenimiento y provisión de los edificios escolares.
No es posible considerar otra alternativa. A decir verdad, la infraestructura escolar no es más que un insumo básico, elemental, imprescindible; un peldaño para alcanzar lo que debe abandonar definitivamente el campo de las utopías para convertirse en una realidad concreta: la calidad educativa.    
 
 
 
 
NO MÁS AJUSTE EN EL SISTEMA EDUCATIVO
JUSTICIA POR SANDRA Y RUBÉN